Conmoción cerebral en niños y jóvenes.
Las conmociones cerebrales, una forma de lesión cerebral traumática leve, representan un importante desafío de salud pública, especialmente en niños y jóvenes. Estas lesiones se producen como resultado de una fuerza directa o indirecta en la cabeza, lo que provoca una alteración de la función cerebral normal. Las conmociones cerebrales se reconocen cada vez más como lesiones comunes entre niños y jóvenes, especialmente aquellos que participan en deportes y actividades de ocio. Según Fried et al. (2022), el síndrome de conmoción cerebral crónica persistente (PCS), caracterizado por síntomas que duran más allá del tiempo de recuperación esperado, está muy extendido y subdiagnosticado en los niños después de una conmoción cerebral. Destacan que un número significativo de niños con lesiones cerebrales traumáticas leves experimentan síntomas durante varios meses, lo que potencialmente puede inhibir su desarrollo cognitivo, físico y emocional. Ledoux et al. (2024) también enfatizan la amplia gama de casos de conmoción cerebral, incluidos eventos relacionados y no deportivos en niños de 5 a 12 años. El desafío de la identificación e intervención tempranas del PCS subraya la necesidad crítica de mejores herramientas de diagnóstico y una mayor concienciación entre los cuidadores y profesionales de la salud.
La conmoción cerebral y su impacto en el desarrollo del cerebro
Una conmoción cerebral implica procesos neurobiológicos complejos, que incluyen alteraciones metabólicas, estructurales y funcionales. Kaila N. Parker et al. (2021) explican cómo las lesiones traumáticas en el cerebro en desarrollo, especialmente cuando se combinan con el estrés en los primeros años de vida, exacerban las vulnerabilidades neurológicas. La conmoción cerebral causa estiramiento de las fibras nerviosas y daño microestructural que provoca alteraciones en la comunicación neuronal. Esto desencadena una cascada de alteraciones metabólicas, incluida una crisis energética en la que el suministro y la demanda de glucosa en el cerebro están desequilibrados. Este tipo de perturbaciones pueden resultar especialmente perjudiciales para niños y jóvenes, cuando se encuentran en etapas importantes de su desarrollo.
Las alteraciones en los circuitos neuronales que respaldan las funciones ejecutivas, la memoria y la integración sensorial pueden tener consecuencias a largo plazo. Sarno et al. investigaron la interacción entre los mecanismos de la lesión posconmoción cerebral y el procesamiento multisensorial. (2009). Su estudio demostró que las lesiones cerebrales traumáticas alteran la integración de los estímulos sensoriales (p. ej., vista, tacto y oído), afectando el tiempo de reacción y la coordinación sensoriomotora general. Para los niños y jóvenes, estos impedimentos pueden obstaculizar el rendimiento escolar, las interacciones sociales y las actividades físicas, lo que enfatiza la necesidad de intervenciones que aborden estos desafíos.
Síntomas del síndrome de conmoción cerebral crónica.
El síndrome de conmoción cerebral crónica en niños y adolescentes se manifiesta a través de una serie de síntomas cognitivos, físicos y emocionales. Fried et al. (2022) clasifican estos síntomas en tres grupos principales:
- Somático (por ejemplo, dolor de cabeza, mareos y fatiga).
- Cognitivo (por ejemplo, dificultades con la memoria y la concentración).
- Emocional (por ejemplo, irritabilidad, depresión y ansiedad).
Ledoux et al. (2024) señalan que los cursos de recuperación para estos síntomas varían: algunos niños mejoran en unas semanas, mientras que otros experimentan efectos duraderos. La variación de los síntomas y los tiempos de recuperación hacen que los diagnósticos y tratamientos deban adaptarse individualmente.
Rehabilitación neurológica a medida
Se ha demostrado que la rehabilitación adaptada a las necesidades específicas de los niños y jóvenes con PCS reduce el riesgo de consecuencias a largo plazo. Carrick et al. (2015) hacen referencia a la efectividad de un tratamiento individual e innovador que combina rehabilitación cerebral y vestibular. Aunque su estudio se centró en veteranos de guerra con trastorno de estrés postraumático, los principios de la rehabilitación neurológica adaptativa son muy relevantes para los niños.
Las terapias dirigidas que abordan disfunciones vestibulares, problemas de equilibrio y desafíos cognitivos pueden acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida. Al integrar los hallazgos de Sarno et al. (2009), los programas de rehabilitación también deberían priorizar la integración multisensorial para restaurar la coordinación sensoriomotora. Por ejemplo, los ejercicios que estimulan la vista, el tacto y el oído pueden ayudar a reconstruir las conexiones neuronales interrumpidas por una conmoción cerebral.
Brain Camp se especializa en investigar y personalizar la rehabilitación neurológica para personas de todas las edades que padecen el síndrome de conmoción cerebral crónica persistente. El objetivo de nuestra rehabilitación personalizada es, entre otras cosas, enseñar al cerebro a coordinar y procesar mejor las diferentes impresiones sensoriales para que el cerebro pueda realizar sus tareas más fácilmente y sin esfuerzo. De esta manera, la tolerancia del paciente a la actividad y a las impresiones sensoriales podría mejorarse gradualmente antes de que los síntomas se desencadenen o empeoren, de modo que uno recupere la calidad de vida y pueda participar en la vida con normalidad.
Las estancias de rehabilitación con nosotros han ayudado a pacientes de toda Europa con síndrome de conmoción cerebral crónica persistente y otras afecciones neurológicas.